Esta es una de las ciencias más difíciles de comprender para mi, y como profano me refiero, claro está, solamente a sus resultados, que es lo único que nos llega a los ciudadanos de a pié.
Resulta que, por ejemplo, Thut a´k amón, (el Tutancamón de toda la vida, vaya). El faraón que gobernó Egipto hace unos 5.000 años, después de un examen forense-genético de su momia, se concluye que era hijo de Akenatón, que tenía 18 años a su muerte, que esta fue de forma violenta debida a la caída de un carro de combate en alguna batalla, que tenía algún tipo de dolencia en la pierna, etc.
O sea que gracias a los forenses y sus autopsias lo sabemos prácticamente todo sobre él.
Perfecto. Nos lo creemos.
Pero, entonces como puede ser que un asesinato cometido en la actualidad, no a una, sino a tres víctimas a la vez, los forenses tengan tantas dudas y que sus conclusiones sean tan contradictorias y opuestas que no nos conduzca solo a más dudas y nulo resultado concluyente.
Como ejemplo buscad el caso del asesinato de Alccáser de 1992.
No hay comentarios:
Publicar un comentario